Hace poco más de un mes, el 10 de febrero, Isabel Pantoja pudo, por fin, reencontrarse con su público en Estados Unidos. Habían pasado once años desde la última vez y muchas cosas por el camino. Incluso hasta el día antes de viajar a Miami, su primer destino, estuvieron a punto de no subir al avión por un problema burocrático de última hora. Una circunstancia tras otra le hicieron pensar en tirar la toalla, pero Isabel no es persona de rendirse fácilmente. Nunca lo ha sido.
“Creo que tenía que ocurrir todo eso para que tuviera este éxito”, nos dice tras haber colgado el cartel de sold out en cada uno de los conciertos que la han llevado a Florida, Nueva York, Los Ángeles y San Juan de Puerto Rico, en este regreso a los escenarios. Y no ha sido fácil. “Me está costando… con mi madre, con mi hermano, la verdad…”. La pena pesa, pero su arte, su poderío y su fuerza telúrica hacen que brille como la gran estrella que es.
Hoy nos encontramos con Isabel no lejos de Cantora, ya de vuelta a casa. Es su gran reaparición en un reportaje de estas características, con ella de protagonista.
Hacía mucho que no pasaba y no posaba, cuatro años la última vez, y en estas mismas páginas. Y lo hace de manera excepcional, como nunca antes, para celebrar sus 50 años de carrera. Se dice pronto. Es el inicio en un año muy especial y significativo en el que habrá un disco aniversario, ahora en plena grabación, y otras sorpresas que se irán desvelando poco a poco. Y para sorpresa, la que Isabel nos descubre también. El sábado 25 estará en Mónaco en el Baile de la Rosa. Recibió la invitación por parte de un conocido común, cercano a la familia Grimaldi, estando en Puerto Rico, y le ilusiona especialmente porque admira a Grace Kelly, siente una especial conexión con la princesa Carolina y encima coincide con una fecha tan señalada para ella. Sus palabras, sus silencios, su emoción… Isabel Pantoja
Marta Gordillo
¡HOLA! Actualidad
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